TRAVESIA PORTUGAL Sur a Norte

Otro proyecto más en solitario, parece que la Vía de la Plata me supo a poco.

En esta ocasión la ruta no va a ser ninguna travesía marcada, la voy a hacer al libre albedrío, creo que es así como empiezo a entender la esencia pura de los viajes en bicicleta. 

El día previsto de salida será el 30/04/10,que por cierto es el día en que cumpliré los 40 añazos, soplaré las velas en la bici previo acuerdo con la familia de celebrarlo el día de antes. 

En principio la idea es coger un avión hasta Lisboa y una vez allí comenzar a subir dirección norte, después de leer alguna crónica de gente que ha viajado en bici por Portugal parece que lo más bonito es la costa, bueno ya se verá, como he dicho antes no voy a seguir ninguna ruta marcada y esta vez la improvisación va a ser total, ni puntos de paso ni programación para dormir ni para comer.

Posiblemente llegaré hasta Oporto y una vez allí giro de 90 grados a la derecha y entrar en España, no voy a programar nada como medio de vuelta a casa porque me gustaría llegar a Barcelona montado en la bici, la verdad es que sería la leche entrar por debajo del arco de triunfo como las legiones romanas cuando volvían a Roma victoriosas, jeje.

Haciendo un cálculo lineal de los kilómetros me salen unos 1400 aprox. teniendo en cuenta que evitaré carreteras transitadas, es muy probable que me salgan muchos más y en lugar de entrar por el arco de triunfo en Barcelona entre por la estación de tren o en un coche de alquiler como la última vez, ya veremos, esto también será improvisado.

Falta poco más de un mes y toca incrementar los entrenamientos hasta que falte una semana, que como hago siempre que tengo ruta prevista, me la tomo de descanso total de bici

Empiezo a mirar aviones para Lisboa y a dar un repaso a que me hará falta, etc.

Día 1

Llego a Lisboa a la hora prevista, busco la cinta por donde ha de salir la caja en la que anoche embalé la bici. Después de un rato mirando maletas y maletas me da por pensar: a ver si sale por otro lado... Así fue y al fin caja al carrito, salgo de la terminal. Busco un rincón para empezar con lo que se ha convertido en el "ritual" de desembalar y montar bicicleta (no me canso de ver las caras de la gente cuando ve el engendro coger forma...).

Todo listo, todo Ok, empieza la aventura.

Decido buscar como primer punto de llegada la localidad de Torres Vedras, está a unos 55 km sobre el papel y después de haber dormido poco, creo que como toma de contacto en tierras lusas estará bien.

Empiezo la confraternización con la fauna local, le pregunto a un policía la mejor manera de salir de Lisboa y el hombre, aburrido es poco lo que estaba, me empieza a explicar, llama a otro policía, vienen dos, un taxista y un abuelo que andaba por allí. Que si por aquí mejor, no por allí...Total que el lío mental es de órdago, decido hablarles de bicicletas y a la que puedo me escapo como un rayo y ya me espabilaré.

Lisboa, una capital como otras, ruido, coches, caos. Aprieto los dientes y a salir prontito del barullo. Al fin empiezo a ir en la dirección correcta. Como toda capital las arterias de llegada y salida son vías principales y no se puede circular con la bici en la mayoría, (Auto estradas) y resulta que los 55km se convierten en 80 de las vueltas que acabo dando.

Al fin Torres Vedras y a buscar alojamiento, encuentro una pensión bastante cutre (cosa que va ser generalizada el resto del viaje) y a dar una vuelta.

Resumen del día, muchas vueltas y lo peor el viento, ha soplado fuerte y casi siempre de cara.

Día 2

Bueno parece que dormir más horas va mejor, me levanto con fuerzas a tope , La cena de ayer fue bastante, ¿cómo decirlo? ¿Guarrilla? Es la impresión que me lleve del antro en que me metí para cenar.

Descubro la repostería y el café de Portugal, ahora sí que lo tengo claro, las pastas son gigantes y el café fortísimo como a mí me gusta, desayuno dos veces, jeje.

Decido ir dirección Nazaré y busco la costa, esto ya cambia, el paisaje se vuelve más amable y no se ve tanto barraqueo como en las afueras de Lisboa.

El viento me estaba esperando y decide acompañarme el resto del día, ¿quien le ha dicho que quiero compañía?

Etapa bonita de unos 100 km con el Atlántico al lado todo el día, Nazaré es un pueblo pescador muy pintoresco y a la vez muy turístico, eso no me gusta mucho hay mucha gente y agobia, parece Benidorm ostias. Encuentro una habitación que me alquilan en un bar y esta vez sí que es cutre, la cama tiene habitantes y no están dispuestos a salir para que yo duerma, bueno ya hablaremos a la noche...

Me doy un paseo por el pueblo y veo de cerca el mal estado de fachadas, puertas, todo en general está muy dejado. De lejos parecía otra cosa.

La cena sí que vale la pena, brochetas de pescado y gambas a la brasa que te hacen delante tuyo, muy pero que muy buena.

Día 3

Despierto con la rodilla izquierda hinchada, parece que el viento que no cesa me está pasando factura... Decido como punto de llegada Figueira da Foz.

He dormido mal y los bichos campaban a sus anchas, que sitio más guarro. Otra vez viento, ¿no piensa parar? Parece que solo sopla dirección sur y yo voy hacia el norte, es agotador, no me permite avanzar y la jornada se hace eterna, tengo que parar cada hora y usar crema antiinflamatoria porque la rodilla me duele bastante, un pinchazo antes de Figueira y a las 5 de la tarde, después de 96 km, llego a la ciudad, muy bonita por cierto. Para cruzar el puente de la ría he tenido que bajarme de la bici, las rachas de aire son criminales y casi me tiran abajo.

Busco un hotel más aceptable,  me dedico a descansar y recuperar la rodilla.

Voy retrasado y en la tele de la habitación veo la previsión del tiempo y dice que va a empeorar. Esto me hace caer el ánimo y decido que mañana empezaré a ir hacia el interior a ver si consigo capear el viento un poco.

Dia 4

El día amanece tranquilo y la rodilla parece que mejor, la intención es llegar a Vilar Formoso  en la frontera con Salamanca, son unos 240 km y tendré que buscar algún enlace de transporte.

Llego a Coimbra que está en el interior, muy curiosos los autobuses-tranvía, allí enlazo un tren para adelantar un poco y al final del día llego a Vilar.

La  rodilla empeora y a medida que he ido entrando hacia España el tiempo cada vez ha sido más frío, esto no le va nada bien a las articulaciones. Empiezo a pensar que se están complicando las cosas un poco. A ver mañana...

Día 5 (principio del fin)

Vilar Formoso-Salamanca, a las siete de la mañana veo en una gasolinera un termómetro y dice -2 grados  ¿...? Seguro que está estropeado, pero frío hace bastante.  Mi preparación de ropa es más bien de verano y la mañana se hace dura, hemos cambiado el viento por frío, menos mal que no andan juntos sino ya sería matador.

El uso de las cremitas en la rodilla va bien pero este frío me está matando, subo un puerto antes de Salamanca y hay nieve, parece que el termómetro iba bien.

Llegar a Salamanca ha sido un suplicio.

Decido dejarlo y buscar la manera de volver a casa, busco un coche de alquiler y no me paro hasta llegar a Zamora, estoy resentido, cabreado, tengo el frío metido en el cuerpo y el ánimo por los suelos.

Estimo conveniente hacer una parada para dormir y conduzco hasta Sigüenza en Guadalajara, allí paro para hacer noche y al día siguiente hacia Barcelona.

Resumen

Un viaje agotador y sin poder llegar a casa en la bici como tenía previsto, sabía que era difícil pero había que probar.

Me he dado cuenta que no se puede luchar contra las inclemencias del tiempo, contra el viento menos, es como un "muro" invisible que no te deja avanzar, al no verlo tu mente te engaña y obliga al cuerpo a forzarse para mantener ritmos propuestos. Lo he pagado en forma de tendinitis,  de dolor intenso y teniendo que abandonar antes de tiempo.

En Sigüenza conocí a una pareja de ciclistas con mucha experiencia en viajes largos, me dijeron literalmente  "si el viento te da de cara te das la vuelta y que te empuje"

En el momento no lo entendí porque yo tenía un dirección más o menos  a seguir y una intención.

La conclusión es que lo importante es disfrutar del viaje, da lo mismo hacia donde vayas y si que hay que improvisar también en esto pues se hace.

De todo se aprende y esta aventura no ha sido menos,  en la vía de la plata aprendí a escuchar mi cuerpo y dejarme de aparatitos chivatos que te informan de todo, en este me faltaba abrir y controlar la mente para que no te juegue malas pasadas. Ya veremos en la próxima ocasión que tal va el control...

Portugal en general no me ha gustado mucho, claro que creo que esta opinión está muy condicionada por los problemillas que han ido apareciendo durante el camino, creo que en total han sido unos 600 km con un enlace de 80 más o menos.

Bueno, ahora toca pensar en la siguiente travesía y asimilar todo lo ocurrido durante esta.